Estamos en feria, queridos amigos, disfrutando de los mil y un actos que se celebran durante los deliciosos festejos que comenzaron con la espléndida y una pizca remojada Cabalgata de apertura encabezada por nuestra Virgen de Los Llanos, Patrona de la ciudad del acero y encantada, complacida y envuelta en el trajín de trajines que cuenta con veladas musicales, vaquillas popularísimas…y económicas, corridas de toros, pasacalles, atracciones de todo tipo, batallas floridas, exposiciones, desfiles, bandas sinfónicas y de las otras, cuchillería de primera, álbumes familiares, títeres, presentaciones de libros, chocolatadas y turrones para los golosos de turno, marchas ciclistas… y tebeos, sí seguidores de “La Cerca“, infinidad de tebeos de ayer, de hoy y de siempre, y si no que les pregunten a don Natalio Belmonte, Antonio Aparicio, Manuel Luna, “Paco el de el Mercadillo“ de la Plaza Mayor, Santiago, Milla y Argudo, coleccionistas de lujo.
Y ahora, con vuestro permiso, os contaré que cuando apenas tenía siete abriles y me desplazaba a escondidas de mis mayores al paseo ferial a través de la calle Octavio Cuartero para no extraviarme, contemplaba arrobado a escasos metros de los circos, teatrillos, olas marinas, toboganes terrenales, norias, látigos, cadenas, barcas vikingas, caballitos, coches de choque, casetas de tiro y tómbolas, los cuidados escaparates de las papelerías de Miridio Moreno y el Sr. Nava, dueño de “El Arca de Noé”, los cuadernillos de “Hipo Monito y Fifí“, que leían la adorable hija de don Jesús el de “La Pajarita” y cientos de niños y niñas afiliados a “Roberto Alcázar y Pedrín”, “Pulgarcito“, “El Pequeño Luchador”, “El Hombre de Piedra“, “El Cachorro“, “Azucena“ y “Margarita“, precisamente el guionista y dibujante de “Hipo “ y compañía, el todo terreno Emilio Boix, uno de los pilares de la Editorial Marco, defendía con brillantez esta última, dentro del llamado género de hadas. “Hipo“ y su regio pelotón hacían las delicias de los forofos de la etapa asistidos por “Don Trompa“, “Don Cocodrilo“, “Don Rino”, “El Tío Gorrino” y “Don Leocadio“, nada que ver con Leocadia Jiménez, vecina de la calle de la Feria y casada con un talento que curraba en uno de los circos de gratísimo recuerdo (Boix tocaba más palillos que mis amigos de Hellín en época de tambores).
“Hipo” y los suyos jugaban al fútbol, lo mismito que el Albacete Balompié que ha comenzado la temporada liguera un pelín titubeante, cocinaban a su aire (a veces con huracanes y tormentas espantosas)… y se mezclaban con el “Gori –Gori”, el fantasma loco de Celedonio Frejo, alias “Nin“, que se ganaba el sustento echando horas extras en el semanario “Jaimito“ (“Gori Gori“ competía con los fantasmillas, aparecidos, y espectros de las “Grutas Mecánicas“ o “Catacumbas”, pura aventura para los peques y sus papás que viajaban en vagones especiales al precio de una peseta o cincuenta céntimos, según los lustros lustrados por el genial “Charolito“, el famoso limpiabotas. Allá por 1952, cuando los tebeos alcanzaban la mayoría de edad, Radio Albacete organizó en plena feria un festival taurino que tuvo como padrino, al entonces popular, admirado y aplaudido Boby Deglané, el titán de “Cabalgata fin de semana“ de Radio Madrid, el cual en una Plaza de Toros abarrotada y demostrando su afición a la fiesta española, dio varios pases de pecho que llegaron al corazón de las gentes que aplaudieron sin cesar. José Luis Pécker, otro “grande“ del mundo de las ondas, recibió la alternativa de manos del legendario chileno a la vez que un aluvión de chavales portando ejemplares de “Hazañas Bélicas” “Hipo“ y “Pacho Dinamita“ les gritaban con ardor: ¡Sois tan valientes como “El Guerrero del Antifaz!.
Valeriano Belmonte
Y ahora, con vuestro permiso, os contaré que cuando apenas tenía siete abriles y me desplazaba a escondidas de mis mayores al paseo ferial a través de la calle Octavio Cuartero para no extraviarme, contemplaba arrobado a escasos metros de los circos, teatrillos, olas marinas, toboganes terrenales, norias, látigos, cadenas, barcas vikingas, caballitos, coches de choque, casetas de tiro y tómbolas, los cuidados escaparates de las papelerías de Miridio Moreno y el Sr. Nava, dueño de “El Arca de Noé”, los cuadernillos de “Hipo Monito y Fifí“, que leían la adorable hija de don Jesús el de “La Pajarita” y cientos de niños y niñas afiliados a “Roberto Alcázar y Pedrín”, “Pulgarcito“, “El Pequeño Luchador”, “El Hombre de Piedra“, “El Cachorro“, “Azucena“ y “Margarita“, precisamente el guionista y dibujante de “Hipo “ y compañía, el todo terreno Emilio Boix, uno de los pilares de la Editorial Marco, defendía con brillantez esta última, dentro del llamado género de hadas. “Hipo“ y su regio pelotón hacían las delicias de los forofos de la etapa asistidos por “Don Trompa“, “Don Cocodrilo“, “Don Rino”, “El Tío Gorrino” y “Don Leocadio“, nada que ver con Leocadia Jiménez, vecina de la calle de la Feria y casada con un talento que curraba en uno de los circos de gratísimo recuerdo (Boix tocaba más palillos que mis amigos de Hellín en época de tambores).
“Hipo” y los suyos jugaban al fútbol, lo mismito que el Albacete Balompié que ha comenzado la temporada liguera un pelín titubeante, cocinaban a su aire (a veces con huracanes y tormentas espantosas)… y se mezclaban con el “Gori –Gori”, el fantasma loco de Celedonio Frejo, alias “Nin“, que se ganaba el sustento echando horas extras en el semanario “Jaimito“ (“Gori Gori“ competía con los fantasmillas, aparecidos, y espectros de las “Grutas Mecánicas“ o “Catacumbas”, pura aventura para los peques y sus papás que viajaban en vagones especiales al precio de una peseta o cincuenta céntimos, según los lustros lustrados por el genial “Charolito“, el famoso limpiabotas. Allá por 1952, cuando los tebeos alcanzaban la mayoría de edad, Radio Albacete organizó en plena feria un festival taurino que tuvo como padrino, al entonces popular, admirado y aplaudido Boby Deglané, el titán de “Cabalgata fin de semana“ de Radio Madrid, el cual en una Plaza de Toros abarrotada y demostrando su afición a la fiesta española, dio varios pases de pecho que llegaron al corazón de las gentes que aplaudieron sin cesar. José Luis Pécker, otro “grande“ del mundo de las ondas, recibió la alternativa de manos del legendario chileno a la vez que un aluvión de chavales portando ejemplares de “Hazañas Bélicas” “Hipo“ y “Pacho Dinamita“ les gritaban con ardor: ¡Sois tan valientes como “El Guerrero del Antifaz!.
Valeriano Belmonte


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