miércoles, 26 de agosto de 2015

"YUMBO"











José Córdoba Cifuentes, el inolvidable dueño del quiosco de la vieja Plaza Mayor, se despidió de su esposa Juliana después del amanecer de un día cálido de junio con oscuros nubarrones que anunciaban posible llovizna. Abandonó su modesta vivienda ubicada en el número 17 de Padre Pascual Suarez a escasos metros de la fábrica de hielo del entrañable “Chufleta”, saludó a Antonio el barbero y caminó hacia su pequeño pabellón o templete decidido a currar vendiendo periódicos locales y nacionales, revistas, novelas ,cromos y tebeos.


Corrían los años cincuenta, todavía dificilillos para la gente de a pie, pese a que ya no lesionaban las cartillas de racionamiento y se podía comer pan en mayor cantidad. José dejó atrás las calles Tejares y Tinte, cruzó por Teodoro Camino y Ancha y se adentró en Serna López o Carnicerías, aterrizando a los pocos minutos al pie de su tenderete acariciado por el puestecito de frutos secos de la familia Paños y a dos pasos del rentable negociejo de Lola, la reina de los bocatas de anchoas y miga de atún.

Córdoba colocó la prensa en primer lugar y puso pinzas a los semanarios del corazón y a los penúltimos episodios de “Pilar, la princesa que supo amar “ que María, la segunda esposa de José Montejano, conserje de Telégrafos, coleccionaba con mimo.


A continuación aparecieron los cuadernillos de “Roberto Alcázar y Pedrín “, “El Guerrero del Antifaz”, “Pantera Negra “, Tony y Anita “, “Pacho Dinamita”, “Balín “, “El Capitán España”, “Carlos de Alcántara”… y “Yumbo “, semanario infantil delicioso que rivalizaba con “Pulgarcito “, “Jaimito “, “El DDT “ y “Pumby “. La preciada revistilla procedente de Ediciones Cliper , sólida empresa catalana, la encabezaba, naturalmente, el elefante sabio, seguido de su pandilla compuesta por “Don Topete”, “El Gato Chuleta”, “La Tortuga Veloz”, “El Pato Tontote”, “Topolino “, “Don Guarrerte “, cerdito más lustroso que el que engordaba la mujer de Telesforo…ya que las harinas de cebada y harinillas estaban caras. “Yumbo “ se vendía a dos pesetas y entre sus personajes, amén de las aventuras del protagonista y su cuadrilla, destacaban “Billy Bumble “, “El Faunito Pepino “, “Miguelín y su perro Tizón “, “Nicotín “ el ratoncito y el gatito “Marramiau “, similares a los “Tom y Jerry “, de los cortos de Hanna Barbera que brillaban en las matinales del antiguo Capitol. Aportaban su granito “Cañete y Cañote”, del genial y entonces debutante Raf y “Popeye”… aunque el alma del semanario era “El Conejito Atómico”, creación insuperable de don Antonio Ayné… ¡Ahí es “na”!


El conejito llamado “Pip” tenía una novia tan monísima como la de la canción de Jorge Sepúlveda que sonaba a todas horas en Radio Albacete, conocida por “Linda “ y al pronunciar la palabra mágica “Harman “ cambiaba de aspecto y volaba por los espacios interestelares imitando a “Supermán “. “Pip “ o “Atómico “ peleaba contra delincuentes y malhechores y se enfrentaba a monstruos del corte de los que abundaban en la serie de Manuel Gago, “Purk, el Hombre de Piedra “, que leían Paco y Manolo que presumían de valientes y corrían despavoridos cuando veían a una lagartija campando a sus anchas por la zanja del barrio del Asilo.


Una página especial, la dedicada a “Los Artistas de Yumbo”, generosa invitación a los lectores que soñaban con ser en un futuro no demasiado lejano historietistas de lujo, algo que estuvo a punto de conseguir Manuel Cuesta el panadero de Pozo Lorente afincado en la casa de “Paco el Pintor” ( Cuesta logró premios de cincuenta y veinticinco pesetitas en el concurso “Yumbero “ ) y currante en el horno de Collado Piña propiedad de Juan Moreno… De improviso gruesas gotas de lluvia empezaron a caer…y Córdoba, ayudado por su sobrino Ángel Chacón, comenzó a quitar los tebeos al tiempo que escuchaban a una señora gritar : ¡Que no se moje el de “Yumbo”, pues lo quiero “pa” mi nene!.


Valeriano Belmonte.

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